Hace unos meses tuvimos la suerte de encontrar, en una de las plataformas, la serie dedicada al maestro Balenciaga, un diseñador de alta costura español que hizo carrera en el siglo XX en París, y el fundador de una marca de lujo de sobra conocida hoy en día. Ver la serie nos dio para reflexionar sobre la relación de la alta costura y el mencionado en la serie “prêt-à-porter” con la cocina en el servicio privado y en un buen restaurante.
Es conocido por todos que antes de la época industrial, los artesanos de los distintos oficios manufacturaban sus productos uno a uno para cada cliente, teniendo un margen de personalización para cada producto muchísimo más alto que hoy en día. La llegada de las máquinas a los diferentes oficios y la industrialización permitieron la escalabilidad en la producción de sus productos, los cuales después de pasar por un proceso de diseño (en la mayoría de los casos aún mejor que antes, pero ahora adaptado más a un cliente general) podían ser replicados con mucha mayor celeridad, aunque con mucha menos variedad también. Todo ello mejoró drásticamente la economía general de la población, creando riqueza y el modelo actual de economía capitalista.
Hoy en día, no existen muchos negocios de hostelería y restauración que sean “escalables” y es por eso que la hostelería es conocida por todos como un sector en el que si bien no es difícil emprender, tampoco nos va a reportar, a la larga, unos márgenes de beneficio muy altos. Igualmente estarás conmigo, que precisamente los negocios de hostelería que son escalables (franquicias y grandes grupos de restaurantes) padecen los síntomas de la industria “diseñada para muchos”, con muy poca personalización, o como nos gusta llamarlo, sin “ese toque”.
Todas estas reflexiones nos llevaron a plantearnos cuán identificados nos sentimos nosotros, los profesionales del servicio privado, con el personaje de Balenciaga en la serie. Nosotros, al igual que el gran diseñador, ofrecemos un servicio totalmente personalizado para cada uno de nuestros clientes, adaptando nuestros menús, conocimientos y recetas exclusivamente para cada cliente con el que trabajamos, como el gran diseñador utilizaba su talento para personalizar sus diseños para cada clienta de sus vestidos.
Es aquí donde reside la gran diferencia entre lo que puedes esperar de un chef privado y lo que encontrarás en un restaurante. Probablemente, en el restaurante encontrarás un servicio mucho más elaborado, mejor diseñado y elaborado “por más manos”. Lo que no encontrarás en el restaurante, y sí encontrarás en tu casa, de la mano de tu chef, será un servicio con una personalización incomparable, adaptado exclusivamente para ti, como un traje a medida, con la frescura en los ingredientes que sólo la inmediatez que supone cocinar para ti en tu casa puede conseguir, y con unos ingredientes elegidos por su calidad, y sin la intención de ganar dinero también en su elección.
Aún así, también somos conscientes de que no todos los chefs privados están preparados para ofrecer el servicio de alto nivel que esperan nuestros clientes, aunque tengan el potencial de hacerlo. Es por eso que, aunque intentamos no caer en la “despersonalización”, somos conscientes de que muchos chefs necesitan ayuda para llegar a encontrar “su estilo”, ese que brinde a su cliente final “ese toque”. Es a raíz de esta reflexión que nació la idea de Bersion. Una empresa que pretende ofrecer tanto nuestro servicio de alto nivel como un poco de esa escalabilidad, proporcionando a los chefs que trabajan para nosotros una guía de trabajo, basada en nuestra experiencia, a modo de “diseño de alta costura” para que ellos puedan ofrecer el mismo servicio que nosotros llevamos años brindando a nuestros clientes, a la vez que les permitimos expresarse en su propia “lengua” y les ayudamos a encontrar su camino el día que dejen de trabajar para nosotros.